martes, 12 de abril de 2011

Homenaje a Josefina Aldecoa




Ayer se celebró un homenaje a Josefina Aldecoa, organizado por el Colegio Estilo en el Círculo de Bellas Artes.
 Susana, su hija, pensaba que Esther, una de las profesoras del colegio, era una exagerada al hacerlo en la Sala Columnas, una de las más grandes. Pensaba que sería una vergüenza si la sala quedase vacía, sin embargo, la sala estaba atestada e, incluso, se quedó gente fuera al verse el aforo sobrepasado.
El acto estuvo lleno de personalidades famosas, de lecturas de su obra y de momentos emocionantes. Las caras conocidas entre antiguos alumnos se iluminaban al ver a alguien de su promoción.
Susana estaba en primera fila aguantando el tirón. Supongo que si para padres de alumnos, alumnos y antiguos alumnos era un momento conmovedor, no quiero imaginar cómo estaba ella por dentro.
Uno siempre piensa que no se acordarán de él, el legado del Colegio Estilo es largo y la familia interminable. Pero por eso mismo, porque somos una familia, al saludar a profesoras que hacía once años (y se dice pronto) que no veías te reconocían al instante.
Hubo anécdotas de todo tipo, Joaquín Estefanía, director de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS, calificó a las profesoras como extensiones de Josefina y, a su vez, como extensiones de nuestra familia. Todos los que estábamos ahí teníamos algún vínculo, directo o indirecto, con Josefina. Todos llevamos una parte de ella dentro. La escritora Julia Navarro comentó que su hijo un día se subió a un armario y que salió llorando del colegio cuando siempre salía feliz. Ella pensaba que le habían castigado o que le habían echado una reprimenda horrible, sin embargo, su hijo lloraba porque habló con Josefina y ésta estaba muy disgustada. Esto hace reflexionar, ¿qué niño a los ocho años se siente culpable porque la directora de su colegio está triste y disgustada? Tenía una autoridad abrumadora, acompañándola de una cercanía aplastante. Simplemente era JOSEFINA.
Ayer, comentándolo con mi madre, la que se enamoró de ella nada más hablar de mi posible inscripción en el colegio, recordó que hubo un año una polémica sobre si se debía dar religión o ética. Yo, bien pequeña por aquel entonces, no sabía qué significaba cada cosa. Mi madre me explicó que religión era todo lo relacionado con Dios y que la ética estaba ligada a los valores morales, al comportamiento. Mi respuesta creo que reflejó lo que Josefina quería para sus alumnos: “Mami, no entiendo por qué quieren dar una asignatura de ética cuando eso ya lo aprendemos todos los días”.
Agradezco infinitamente y siempre se lo agradeceré que decidiera inscribirme como alumna en un pequeño chalet de El Viso. Es un orgullo pertenecer a las camadas que han pasado por ahí porque todos hemos tenido la suerte de que, además de la enseñanza que recibimos, nos enseñaron a ser personas.

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