miércoles, 13 de abril de 2011

Nombres de colores

El Señor Naranja de Tarantino se encuentra a la empleada inofensiva de Psicósis y deciden montar un negocio de medio pelo vendiendo galletas para llevar a cabo un atraco. Todos a cara descubierta y sin problemas porque no son islámicos.
El país tricolor que tiene como lema oficial “Libertad, igualdad, fraternidad” ha estrenado el veto al burka y al niqab en espacios públicos. Paradójico ¿no?
Afirman que el velo que cubre por completo el rostro es una amenaza para la seguridad pública. ¿En cuántos atracos, atentados terroristas o acciones violentas se llevaba un burka como uniforme?
Se preocupan mucho por la sumisión de la mujer al llevar este tipo de prendas y estoy totalmente a favor de que se intente eliminar si es una imposición. Sin embargo creo que no es tan sencillo el asunto como para crear una ley y ya está. Se cree que hay casi 2000 mujeres en Francia que llevan el burka, ¿todas están obligadas? Y ya poniéndome un poco en su piel, ¿cómo se sentirán al ser juzgadas como posibles terroristas por una costumbre religiosa?
La ley aprobada prevé una multa de 150 euros y/o un cursillo de ciudadanía para quienes usen la prenda. No dejo de imaginarme la situación en el curso: “A ver, usted, Señora Marrón, ¿no sabe que el Señor Blanco ha prohibido que se lleve el velo integral?”
En el fondo no me extraña esta medida porque vivimos en un mundo llamado Arcoíris, en el que a veces se ve todo y otras veces la mitad está escondida.
Sólo espero que esta norma no sea contraproducente. No quiero enterarme por las noticias de que la escena final de la película es algo parecido al acribillamiento de Bonnie and Clyde.

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